Por Ixchel Ledesma.
Cuando recordamos conforme al modo intensivo o minoritario, abrimos espacios de movimientos, de desterritorialización, que actualizan las posibilidades virtuales que se habían congelado en la imagen del pasado. Abrir estos espacios virtuales significa un espacio creativo. Cuando recordamos devenir lo que somos —esto es, un sujeto en devenir— estamos en rigor reinventándonos a partir de lo que esperamos que podríamos devenir. (Braidotti, 2004: 172)
El paisaje, es un género pictórico reconocido y popular en la historia del arte. Su uso creció en el siglo XIX con las exploraciones de los artistas europeos viajeros quienes expresaban a través de este su manera de ver el mundo. Así, el paisaje lejos de ser un retrato de la realidad observada, se convirtió en un artificio desde donde se expresaban los modos de ver el cuerpo en el territorio, bajo una mirada colonial, curiosa y llena de exotismo.
¿Qué pasaría entonces si inventáramos el paisaje? ¿Si invirtiéramos la idea de mirar desde una superioridad colonial y miráramos desde dentro? ¿Mirar quizá, desde nuestras propias complejidades como mujeres latinoamericanas?.
“Invención del paisaje” es una muestra que viaja al interior de estas preguntas para decolonizar territorios y crear otros, llevando al límite el artificio en las posibilidades de la virtualidad digital y la imaginación. La muestra está dividida en tres instalaciones: “Hábitat II” de Yohanna M.Roa, “Jardín Interior” de Vanessa Freitag y “Organismos amorosos” de Andrea Rey, unidas además por su materialidad textil, una labor genderizada al ámbito de lo femenino y vista menor a los ojos del discurso patriarcal de la historia del arte. Enunciarse desde este género no niega el cuerpo sexuado de mujer sino que lo convierte en el territorio desde el que es posible la resignificación de su valor simbólico y desde donde se posibilita la construcción de su propio paisaje imaginado.
Sala 1: “Habitat II” de Yohanna M.Roa.
“Habitat II” de Yohanna M.Roa (Colombia), es una instalación de materialidad digital que surge a partir del autorretrato titulado “Mujer textil”. La mujer se teje, teje su cabeza en forma de flor, teje su pelo y habita su vestido. Así, esta mujer se convierte en cuerpo y territorio al mismo tiempo usando esta indumentaria que la contenía para desbordarla y construirse en un paisaje creado por ella. Sobre este cuerpo extendido en todo el espacio expositivo se insertan las “Erratas”, una serie de páginas donde la artista señala con bordados lo que sobra o lo que le falta a la historia del arte europeo. Es decir esos saberes borrados que usualmente son vistos como “femeninos”, “menores” o latinoamericanos.
“Mujer textil” de Yohanna Roa, Fotografía 70 x 105 cm, 2019.
En este acto M.Roa critica el modo del saber histórico expresado en el material impreso desestabilizando la información y pervirtiendo su función inicial a través del bordado. En este ejercicio la “Mujer Textil” construye un espacio desde donde es posible desarticular las historias del pasado, señalar sus ausencias y construir otras posibilidades de habitar.
Sala 2: “Jardín interior”de Vanesa Freitag.
“Jardín interior” es una instalación de la artista Vanesa Freitag (Brasil). En ella se incluyen piezas como “Yo topiarius”, “Fluorescencias” “Espinas” y “Flor para Perla”. El trabajo de Freitag evoca formas híbridas e imaginadas de la naturaleza posibilitando la construcción de jardines interiores vueltos exteriores. Quizá la pieza que más refleje este acto sea “Yo topiarus” que toma su nombre del arte de la topiaria. Una práctica de jardinería que consiste en hacer esculturas vivas a partir de la intervención en la naturaleza. La pieza “Yo topiarius” de Freitag es la artista misma, siendo ella una escultura construida de remanentes textiles del pasado que le recuerdan estados de ansiedad o de angustia. Estos estados se expresan en una composición de color y armonía aparentemente contraria a la intención original. Esta dualidad es constante en el trabajo de la artista presente también en la serie “Espinas” y “Flor para Perla”. Ambas composiciones de materiales suaves y espinosos que al interior concentran historias de duelo personales convertidas en bellas esculturas de formas naturales.
“Yo topiarius” de Vanessa Freitag, Costura y bordado 65 x 60 x 50 cm, 2020.
“Jardín interior” en este sentido, busca trabajar en esta ambivalencia situándose en medio, brindando tanto posibilidades de creación externa en el mundo digital como acercamientos internos a nuestra propia corporalidad a través de una exploración con la flora de Latinoamérica.
Sala 3: “Organismos amorosos” de Andrea Rey.
“Organismos amorosos” de Andrea Rey (Colombia) es una instalación que toma su nombre de la pieza titulada “Organismo amoroso”. Una escultura colocada en el centro de la sala realizada en flores de pliegues que aluden al cuerpo mismo como material de producción. Esta pieza es el corazón de la sala, el órgano desde donde conviven todos los demás órganos: los “Órganos comunes”, que muestran el presente de la producción de la artista, los órganos de memorias del pasado “Vuelo de Agosto” y los procesos en la serie “Anomalías”. Esta instalación extiende el cuerpo por todas partes dejando verlo de cerca en sus procesos internos.
“Organismo Amoroso” de Andrea Rey, telas y apliques florales, 20 x 15 x 50 cm, 2018.
Entrar a esta sala es entrar a la artista en un viaje plástico íntimo, en un vaivén entre el pasado, el presente y el continuo a través de un juego táctil que no para de sentir.
Así, cada artista inventa su paisaje y con ello abre un espacio creativo, un lugar para recordar y devenir lo que somos reinventándonos a partir de lo que esperamos que podríamos ser. La muestra “Invención del paisaje” se convierte en un espacio del devenir, un espacio de afinidades, e interconexiones entre fuerzas compatibles que se atraen mutuamente jugando con las posibilidades de la virtualidad en el espacio digital.
