¡Y si algo nos faltaba es la cuarentena! Qué cosa tan extraña y tan fuera de nosotros. No se quede sin disfrutar esta nueva experiencia.
Por Gabriela Sastre
En tiempos de cuarentena algunos nos encontramos dentro de un departamento que hasta hace unos días era nuestro hogar y a partir del anuncio de la cuarentena se siente como una caja de zapatos.
Y es que el tema surge cuando reflexionamos que, no sólo no podemos abandonar las paredes que habitamos, sino que también las tenemos que compartir con todas las personas que conviven allí.
Aquellos que viven con niños, tienen su propio rollo y seguramente no tendrán mucho tiempo disponible para aburrirse, pero los que estamos solos o vivimos con gente adulta, nos encontramos en un reducido espacio sin nada que hacer. Si este es el caso, una buena propuesta a explorar es el arte. Este es el momento ideal para entrar al cuarto de los cachivaches y buscar los lápices de colores que sobrevivieron a la época escolar. Si tenemos suerte podremos encontrar temperas, y toparnos con un pincel, sería el equivalente a encontrar plata en un bolsillo.
Una vez obtenido el material, manos a la obra, intente viajar fuera de su mente con esa hoja de papel que tiene allí.
No se detenga en detalles sin sentido como el hecho de que lo único que sabe dibujar es este monigote.
O que su trazo de pincel se asemeja mucho a la gráfica de un terremoto grado 9 en la escala Richter. Sólo déjese llevar.
Ya son bien conocidos los Beneficios de practicar alguna técnica artística, pero si no los conoce le menciono algunos: Estimula la creatividad, deje que su mente explore libremente los confines de la expresión. Mejora la autoestima, si, está creando y sus obras son buenas. Da mayor sensibilidad, menos estrés y ansiedad, claro, al alejarse de lo mundanal se conecta mejor con lo etéreo. Mejora la memoria y aumenta la concentración, ya sabemos lo difícil que es pintar sin pasarse de la línea, su motricidad fina estará a prueba.
Ahora que tenemos el material y la motivación, solo resta dejar de lado ese perfil perfeccionista y detallista que nos caracteriza, y empezar a garabatear, por ejemplo, una boa cerrada y una boa abierta. Quién le dice que en un tiempo no sea uno de los dibujos más conocidos del planeta.