Por Laura Reséndiz
Cuando me preguntan por qué coleccionar arte, pienso en las veces en que he comprado, vendido y subastado piezas de arte emergente, y me resulta complejo resumir sin generalizar un sinfín de experiencias, historias y emociones. Algunas veces es por pasión, por el atractivo de la inversión o, incluso, se vuelve una actividad adictiva. Pero, sin duda, siempre ha sido la satisfacción personal una constante.
Encuentro que el coleccionismo de artistas vivos invita al análisis del gusto, interés y conocimiento personal. Nos enriquece cuando lo comparamos con las tendencias, crítica de líderes de opinión y expertos en la materia sobre diversas posturas y perspectivas de conceptos profundos y variados.
También es un tipo de mecenazgo artístico que propicia e impulsa la carrera del artista, aporta a la construcción de la Historia del Arte de nuestra era, y sobre todo, permite la posibilidad de multiplicar el valor invertido o transferirlo entre capital social, cultural y económico.
En el código de acumulación de riqueza, conocido como SWAG (por sus siglas inglés silver, wine, art , gold) se considera al arte como uno de los mejores activos para invertir, pues no generan deuda; mantienen su valor durante crisis económicas. Los costos de mantenimiento son bajos, están exentos de impuestos anuales y cuentan con un mercado independiente que responde a la escasez del producto, el deseo social, la durabilidad de la obra y la estabilidad de su clientela.
Para coleccionar hay que observar, explorar e investigar, considerar la influencia, fama y procedencia de los artistas, conocer el programa de su galería o representante, leer a los críticos y conocer los canales actuales de compra.
En el mercado primario, se negocia con la galería o marchante que tiene la obra de primera mano del estudio del artista, no hay otro intermediario, lo cual ofrece mayor certeza en la calidad de la obra y continuidad en la carrera del artista por el interés e impulso de sus representantes. También los precios suelen responder a la demanda del mercado y a los jugadores más visibles y poderosos para legitimarse como marca.
Los mercados secundarios son piezas de reventa, puede haber varios intermediarios que incrementan su valor con comisiones, por lo que galerías y marchantes buscan controlar estas para regular los precios y evitar su depreciación o inflación. Entre las piezas, están las que aumentan su valor individual dependiendo del reconocimiento del creador, el historial de exposiciones (individuales y colectivas) de colecciones, (públicas y privadas), el estado físico de la obra y la existencia de un certificado de autenticidad.
En las subastas, las piezas tienen un precio de salida y son vendidas al mejor postor. La casa subastadora cobra un porcentaje acordado por distintas cantidades y publica un catálogo razonado con la información completa de cada pieza y un reporte de condición. En algunos casos los marchantes y coleccionistas compran a sus propios artistas para controlar el mercado o para alimentar egos.
Las ferias de arte son espacios donde se presentan galerías internacionales con la intención de posicionar a sus artistas y hacer crecer el mercado de arte contemporáneo. Para ello crean programas paralelos con instituciones, curadores, coleccionistas, museos, editoriales y críticos expertos en arte. Algunas de las más relevantes son Art Basel, Basilea, Miami Beach y Hong Kong, Armory Show NY, Frieze Londres, FIAC París, ARCO Madrid, Art Cologne, Zona MACO México, ArtBo Bogotá, Arte Fiera Italia, entre muchas otras más.
Las plataformas digitales han permitido abrir las ventanas al mercado del arte y propiciar la transparencia de los precios generando interconexiones y mayor accesibilidad al arte en una oferta democrática que distingue el valor, mantiene precio del mercado primario y permite una total visibilidad sin requerir la presencia física del autor en tiempos personalizados. Además, programas en línea como Google Trends permiten conocer las últimas tendencias en demanda, constatar la presencia en internet, verificar los resultados de subastas, ubicar a sus representantes, entre otras posibilidades.