Pareciera que el arte contemporáneo lleva, inherentemente, una conceptualización grandilocuente y sentenciosa que es determinada por el contexto geopolítico del artista.

La obra artística, como objeto de pura especulación intelectual, despierta la necesidad de crear un corpus ideológico en donde encasillarla. O lo que es lo mismo; el arte conceptual, en su ánimo por subvertir los conceptos de belleza, calidad e importancia y dejar de ser un objeto de contemplación, ha sido llevado a terrenos inalcanzables que se anteponen al gusto propio.

Sabemos que en la segunda mitad del siglo XX, los artistas cuestionaron los significados convencionales a través de los cuales el público consumía arte. El crítico y el curador del siglo pasado, asiéndose al circuito procesado de museos, galerías e instituciones, le conferían a la obra nuevos significados con los que, muchas veces, los artistas estaban inconformes.

"Carta de presentación" a El arte conceptual es una mierda y otras obras de Julián Astelarra, instalación, acrílico y cajas de cartón, Argentina, 2011

“Carta de presentación” a El arte conceptual es una mierda y otras obras de Julián Astelarra, instalación, acrílico y cajas de cartón, Argentina, 2011.

El Autor Conceptual (visto como héroe) tomaba una idea o concepto específico y lo moldeaba de forma abstracta, no convencional, basada en la negación de principios estéticos. Deconstruyó el objeto de arte común y presentó trabajos en diversos medios materiales que confrontaban el óleo sobre lienzo: minimalismo, instalación, performance, video, entre otros formatos.

La conceptualización de la obra era más importante que la representación tangible del objeto. Idea sobre forma. En este sentido, propongo una pregunta clave, ¿Cuándo una pieza es menos conceptual o más conceptual?

En el afán por reinterpretar la relación entre artista, obra de arte y espectador, la humanidad post moderna se ha apropiado de los conceptos aceptables bajo los cuales se puede leer el trasfondo de una pieza. Los artistas, a través de inferencias personales, representan no solamente la naturaleza de los objetos sino, además, temas políticos, sociales, sentimentales y tecnológicos.
En mi percepción como mera espectadora, me parece que el arte contemporáneo representa una extensión de la urgencia de auto reflexión y auto criticismo. Me da la impresión de que hay una necesidad insaciable por calificar como bueno o malo, valioso o repetitivo, algo que tiene un espectro amplísimo de posibilidades reflexivas.

La conceptualidad ha adquirido un carácter mágico que, partiendo de cuestionamientos sobre el soporte material, el carácter de la audiencia y las instituciones que le confieren cierto valor a la obra, ha dejado de lado su propia naturaleza: el concepto.

Porque, ¿qué es el concepto sino aquello que le atribuimos nosotros, seres atormentados por el presente, víctimas de nuestro contexto, a algo con lo que nos queremos sentir identificados? Es la carga subjetiva que apoya la desmaterialización radical que nos propone un trabajo y una firma.

Infierno, León Ferrari, Jaula con demonios y santos, 83 x 47 cm, Argentina, 2000

Infierno, León Ferrari, Jaula con demonios y santos, 83 x 47 cm, Argentina, 2000.

Y, ¿dónde cabe la conceptualización en el arte latinoamericano?

Mi punto de vista va dirigido hacia la desmitificación de la delimitación geográfica. La identidad cultural, aunque con algunas obvias excepciones, ha observado su propia homologación internacional. Pero, aun así, sobrevive una ambivalencia; la negociación entre distintos lenguajes.

Hemos presenciado la incorporación de artistas a circuitos internacionales y la interconexión de escenas locales aisladas. El sentido de urgencia que le inyectan los contextos políticos sociales del mundo y la integración del arte a la vida cotidiana. La conceptualidad llevada a la reflexión del estado actual del mundo y el pensamiento crítico de cualquier sociedad.

Así, el arte latinoamericano no debería ser visto como un lugar geográfico sino como una construcción ideológica de proximidad generacional con otros artistas del mundo. El arte contemporáneo como diálogo, confrontación y derivación.

O, en palabras del artista colombiano Raimond Chaves:

En ese sentido sería un arte “en el tiempo”, un arte vivo contra un contexto dormido, un arte proyectil en un contexto que no para de hablar de mismo. Una práctica artística que, a diferencia de décadas pasadas, sería capaz de asumir y transitar por varias identidades y que, en vez de ensalzar la tierra y sus mitologías, se empeña en poner el territorio patas arriba. Quizás, si tenemos todo eso en cuenta y como hipótesis, podamos definir al arte latinoamericano como aquel conjunto de fuerzas centrífugas y centrípetas que coexistirían en el doble y contradictorio trabajo de a la vez afirmar y negarse como tal.

El arte contemporáneo debería ser visto como arte post-conceptual. Después del concepto no hay prejuicio. Cuando, como espectadores, nos enfrentamos al reparo conceptual y a la delimitación espacial, nos aterra acercarnos al arte si quiera para observarlo. Nos quedamos en discursos prefabricados donde el cerebro permanece inmóvil. La conceptualidad no debe provocar un alejamiento a priori; propongo que la entendamos como una consecuencia de la intención creativa de los autores y no de la crítica. Que formemos nuestro propio sistema de conceptualización donde cualquier contingencia tenga su espacio. Mirar la obra como si observáramos el mundo.


FUENTE:
1.- América, Maurizio Cattelan, escultura de oro en forma de retrete instalada en el Guggenheim Museum, New York, 2016
newyorker.com/culture/culture-desk/gold-toilet

2.- “Carta de presentación” a El arte conceptual es una mierda y otras obras de Julián Astelarra, instalación, acrílico y cajas de cartón, Argentina, 2011
issuu.com/julianastelarra/docs/arteconceptual

3.-Infierno, León Ferrari, Jaula con demonios y santos, 83 x 47 cm, Argentina, 2000
pressreader.com/argentina/revista-%C3%B1/20140517/281603828497136

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Acerca de Danya Villegas

Danya Villegas (México) es egresada de la licenciatura en Escritura Creativa y Literatura de la Universidad Del Claustro De Sor Juana. Es editora y tiene un interés particular por el cine, el periodismo y divulgación cultural.

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