Por Yohanna M. Roa

Betty Árbol. Puesto callejero, 2018 acuarela

Ana María Rosero (Cali – Colombia, 1983)  y Betty Árbol (Ciudad Juárez – México, 1987) han desarrollado sus prácticas artísticas, estableciendo relaciones estrechas con diversas formaciones culturales de sus ciudades de origen. A través de derivas,  se han “contaminado” de aquello que frecuentemente, se ubica por fuera de la alta cultura. Betty asume estos recorridos, como la posibilidad de apropiarse y disfrutar de formas culturales que suelen ser dejadas al margen, por no cumplir los estándares de lo “bien hecho”. Por su parte, Ana María los denomina “andenismos”, una especie de ocio reflexivo que asume el kitsch como una posibilidad de resistencia, frente al medio artístico y posiblemente frente a la vida misma. La potencia de la obra de ambas artistas, surge en el agudo acto de sus miradas, porque se detienen a reconocer y reivindicar escenarios sociales, en los que se hacen evidentes necesidades, anhelos y carencias, que habitualmente son consideradas de “mal gusto”, porque no están lo suficientemente bien elaboradas,  para ser aceptadas dentro de los estándares que podrían representar, la idea de arte, cultura o ciudad.

Se suele considerar el kitsch a partir de la idea de imitación, en donde el objetivo es copiar lo bello, no lo bueno. Para Walter Benjamin, se trata de un objeto utilitario que carece de distancia crítica entre el objeto y el observador, que ofrece una gratificación o un disfrute sin ningún esfuerzo crítico. Sin embargo, en el caso de la obra de estas dos artistas, podemos definir el kitsch como la distancia social que hay entre dos objetos: el dorado del oro de la corona de alguna reina europea y la tiara de plástico de una quinceañera, las columnas dóricas de antiguas edificaciones y las escaleras recargadas de barandas estriadas de una casa en Cali. Lo vital aquí, es que la tiara no es un referente de la corona, lo que hay es una serie de intervalos, entre uno y otro objeto. De esta manera, lo kitsch surge en la distancia que requiere la corona para llegar a ser la tiara y viceversa; porque, en realidad, se trata de una distancia social, que se hace evidente en las formas, colores, materiales y usos que se le dan a cada objeto.  Tanto Ana María como Betty, presentan un claro interés en evidenciar esos intervalos sociales, sobre todo en reivindicarlos cómo formas de cultura, que surgen en la cotidianidad de la vida de las ciudades que habitan.

live – act. convulxion parties 2014

 

Ana María es egresada de Master en Sphère Publique, Sierre – Suiza y del programa en Artes Visuales de Bellas artes Colombia. Su obra, cargada siempre de humor, sarcasmo e ironía, tiene el objetivo de asumir una postura crítica frente a la construcción de la memoria de la ciudad de Cali. El uso del dorado, los reflejos y las columnas dóricas, se presentan como una especie de fascinación por el “brillo falso” y sin embargo en ese medio camino, en ese intento de no alcanzar aquello que pretende ser, se produce una imagen contundente que permite ver la negociación social por la representación. Prueba de ello, son las pequeñas casas con enormes columnas dóricas y vidrios de espejos, que empezaron a aparecer en Cali a partir de los años 90. 

Las instalaciones de la artista, frecuentemente hechas con materiales encontrados o muy económicos, están recargadas de brillo, plástico, luces y música, producen una especie de ruido visual, que no da descanso al ojo. Nos presiona repetidamente, obligándonos a ver lo que está por fuera de las tiendas de diseño y los autos de vidrios oscuros y aire acondicionado: las grandes casas ahora abandonadas y en ruinas, recargadas de decoraciones en muy mal estado, debido a la ausencia de la riqueza proveniente de los dineros emergentes, que inundó las calles de chapa y fantasía. La artista nos señala con su obra, los trozos de ruina que conforman la memoria de una ciudad, que hoy día muchos añoran y que otros temen debido a la violencia que produjo.

                                                                                                                                                                      

Betty Árbol- Tu Basura es mi Tesoro.

 Betty Árbol es egresada de IADA de la carrera de diseño gráfico en Ciudad Juárez y adelantó estudios en la academia de San Carlos, UNAM –CDMX. La artista se interesa también en la preservación de la memoria y la negociación o batalla que se desarrolla en los espacios públicos. Le interesan los diseños, tipografías y características en general; de los puestos ambulantes de comida, locales comerciales y automóviles intervenidos. En cada uno de estos escenarios, emergen los anhelos e intereses, de quienes encargan o comisionan un letrero para su negocio, motivos para su auto o sencillamente algún tipo de vestimenta personalizada. Estos lugares y objetos, implican para Betty una especie de contradicción, de un lado se trata de imágenes excesivamente elaboradas y recargadas de colores y formas. Por otro lado, se hace evidente el uso de pocos recursos y medios. La mayoría de las piezas que ella produce, son hechas con materiales precarios, dibujos con lapicero, o cualquier color, esculturas en papel mache o cerámica y otro tipo de objetos como bolsas para el mandado. Las cuales suelen valorar la contradicción de esos espacios, como posibilidad interseccional de entender la disputa que se libra, no solo por sobrevivir el día a día, también por el derecho a representar el sistema de vida, de los agentes involucrados en esos escenarios.

Si bien Ciudad Juárez y Cali, presentan diferencias geográficas y de contexto, ambos lugares han vivido el impacto de la llegada de la maquila y/o el narcotráfico, y en consecuencia,  la transformación de los estratos sociales tradicionales. La inserción de esas estructuras, en sistemas económicos que eran de antemano disfuncionales, ha hecho emerger nuevos gustos, diseños, comportamientos y necesidades. A partir de un declarado interés por imágenes que evidencian estos “nuevos” escenarios sociales, ambas artistas llevan un registro documental de las ciudades en donde viven. 

Colección personal – fotografías y archivos – Betty Árbol

Betty se ha interesado en vitrinas que muestran coquetos maniquíes, vestidos de colegialas para vender viagra, puestos móviles de comida, decoraciones interiores de buses y anuncios publicitarios, además de objetos que se encuentra a su paso. Ana María se interesa también en materiales encontrados, todo tipo de imágenes y objetos, como trozos de espejos, telas, etc. A la vez, es una voraz cazadora de imágenes de la web.  En ambas colecciones personales, se manifiesta una inclinación por el desencanto y una revalorización de esos objetos e imágenes, que frecuentemente son considerados de mal gusto. Su mirada opera interseccionalmente, ellas comentan que su interés es reivindicar estos escenarios como formaciones kitsch, es en los intervalos sociales, en los que se hace evidente de manera cotidiana, de un lado la violencia social bajo la que ambas ciudades sobrellevan el día a día y del otro lado, la capacidad de crear, expresar y comunicar, que logra coexistir como acto humano en medio de tanta dureza.

Colección personal – fotografías y archivos Ana María Rosero

Hágalo usted misma … no hay de otra.

Las dos artistas, consideran que han crecido en una época de desencanto, sin posibilidades de un futuro prometedor. Una generación con poco o ningún acceso a espacios artísticos, de manera tal que puestos ambulantes, paredes de las casas y edificios abandonados, el patio de los amigos, o sus propias casas, se pueden convertir en plataformas artísticas. A partir de este acto de resistencia, ellas desarrollan proyectos no-institucionales: Ana María comenta “[…] si no sabes tocar un instrumento, juegas hasta tocarlo bien, te gusta una chaqueta que no existe, tu la puedes fabricar […]”.Ella ha desarrollado proyectos de gestión cultural de relevancia para Cali, uno de ellos fue Sin Espacio, en el que rentaba lugares (casas o lotes) abandonados, para producir eventos artísticos, que por lo general incluyen exposiciones y música, ella también es DJ. Para revisar trabajo de la artista haga click aquí. 

Por su parte, Betty ha gestionado talleres; por ejemplo, el de dibujo, que tenía el objetivo de convocar a quienes estuvieran tristes. Acudieron personas de todas las edades, desde adolescentes hasta adultos mayores, los cuales cada día abordaban un tema, como el de anécdotas personales del transporte público, las compartían entre ellos y se enseñaban a dibujar mutuamente. Betty recuerda, particularmente, una de las anécdotas de los participantes: “[..] yo una vez vi una muchacha tarahumara que traía una bolsa bordada con una Ak44 […].” El registro de este proyecto se encuentra aquí. 

Pañuelo (2019) Pluma sobre tela. Covid (2020) pluma bic sobre papel.

 

La obra de estas dos artistas, oriundas de ciudades diferentes, se cruza en el interés por reivindicar la ciudad que ellas observan y viven en sus derivas cotidianas. Sus prácticas artísticas, son en realidad, un reconocimiento de los contextos sociales en los que ellas desarrollan sus vidas. Lo que nos permite ver las calles y edificaciones, como escenarios que a la vez albergan personas y anhelos, modos de vida que dan forma a la misma ciudad, la construyen y constituyen, produciendo diversos órdenes e ideas de arte y cultura. Sus prácticas artísticas, producen una imagen post-povera, una que proclama que el sistema socio-económico les falló, ellas transitan entre lo que el sistema promete y lo que en realidad las personas obtienen. Es en la magnificación o exacerbación de los intervalos, entre promesa y realidad, que emergen sus obras como una fascinación por el desencanto; lo que produce una decepción por el ofrecimiento incumplido y luego una especie de aceptación y reconocimiento, por aquello que en realidad se obtiene. ¿Quién dice que el oro tiene que ser de oro? Tesoro de chapa o fantasía, pero al fin tesoro.

Referencias en texto:
 Andenismos. Según la artista, es el hábito de recorrer andenes y banquetas. Conversación personal, 2020.
Andrew Benjamin, Charles Rice. (2009). “On the Vital Significance of ‘Kitsch’: Walter Benjamin’s Politics of ‘Bad Taste'”. En Walter Benjamin and  the Architecture of Modernity(39 – 45). Australia: Re.press.

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Acerca de Yohanna Roa

Yohanna M Roa es Historiadora del Arte y Artista Visual transdisciplinar, Colombo-Americana. Su trabajo en general reflexiona entorno a las formas y condiciones de transmisión de la información y el conocimiento, las transformaciones y resignificaciones de las imágenes surgidas por la relación entre contenidos, medios, contextos y relaciones geográficas, con énfasis en prácticas de archivo y perspectivas de género.

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