Jorge Rosano Gamboa (México, 1984) es un procesador espiritual. muy integrado a los principios de realidad que controlan la existencia. Jorge persigue acomodar su creatividad en composiciones y documentos instalativos capaces de desglosar -dimensionalmente- los distintos estados por los que la materia (y todos los que vivimos atrapados en ella) atraviesa, y sufre. Temas como la ausencia, lo invisible-pero-sensible, la posibilidad, la inmanencia, y la transformación, componen su desarrollo profesional. Para Jorge, existir es un riesgo moral; y debe ser confrontado con inteligencia y aliento anímico. Grabar en la materia, adopatando las formas del tiempo, o buscar el accidente existencial en lo “correcto” para luego decodificarlo en formas y estructuras apropiables, son vocaciones que él asume. para liberarse, o liberar algo que quiensabequé, mantiene en constante e intermitente cautiverio; sin querer.
LANDLORDS es un proyecto realizado en San Pablito Pahuatlán, ubicado en la sierra de Puebla. El propósito de esta pieza fue transferir un espacio delimitado, previamente trabajado por un chamán y por un artesano, a otro espacio, en este caso la Galería Filet en Londres. Se realizaron 31 papeles de amate de 1m x 1m con la ayuda de Don Genáro, artesano reconocido por su impecable trabajo con el papel. Con esto se trazó en la casa de Don Enrique, uno de los chamanes del pueblo, el espacio de la Galería Filet en Londres, que mide 31 metros cuadrados. Sobre este espacio Don Enrique realizó una ceremonia, en donde durante algunas horas negocia con los espíritus de la montaña, la protección y cuidado de este espacio transferible.
Durante la ceremonia se le ofrece a “El señor del monte”, “Madre de Tierra”, “Señor del Maiz”, “Presidente del Infierno” y a varios más, música, comida, incienso y dos gallinas negras y un gallo rojo como sacrificio.
Todas las ofrendas y los mismos espíritus representados en papeles recortados, son envueltos en un paquete sobre una “mesa de muerte” y arrojados desde la cañada junto al campo santo, porque es importante que no quede rastro de todo lo “tocado”. Los papeles que se usaron como el suelo del espacio a proteger fueron, previamente a la ceremonia, empapados con cianotipo, el cual los volvió fotosensibles.
El tiempo de la ceremonia, que fue de aproximadamente de 3 horas, es el tiempo de exposición del químico a la luz, así que los rastros que quedan en la superficie del papel son más bien huellas de lo sucedido. Huellas de perros que pasaron encima, sangre de las gallinas, aguardiente, cera y especialmente es visible la huella de la lluvia que apareció en varios momentos de la ceremonia.
El nombre de las piezas está pensada en inglés, LANDLORDS, por la relación que esta palabra tiene entre la forma en que los otomíes se refieren a los señores de la tierra y la que tenemos con los que legalmente son dueños de los espacios.
Cada pieza es de un metro cuadrado, porque así es como dividimos el espacio.
Las piezas son autónomas y vienen con un archivo de sonido de la ceremonia y su música.