Jorge Rosano Gamboa (México, 1984) es un procesador espiritual. muy integrado a los principios de realidad que controlan la existencia. Jorge persigue acomodar su creatividad en composiciones y documentos instalativos capaces de desglosar -dimensionalmente- los distintos estados por los que la materia (y todos los que vivimos atrapados en ella) atraviesa, y sufre. Temas como la ausencia, lo invisible-pero-sensible, la posibilidad, la inmanencia, y la transformación, componen su desarrollo profesional. Para Jorge, existir es un riesgo moral; y debe ser confrontado con inteligencia y aliento anímico. Grabar en la materia, adopatando las formas del tiempo, o buscar el accidente existencial en lo “correcto” para luego decodificarlo en formas y estructuras apropiables, son vocaciones que él asume. para liberarse, o liberar algo que quiensabequé, mantiene en constante e intermitente cautiverio; sin querer.
La obra expuesta es el registro de ofrendas dedicadas a los espíritus en los que creen los Otomíes de San Pablito Pahuatlán en la Sierra de Puebla. La investigación sobre la cosmovisión de esta cultura ya lleva algunos años en la libreta del artista, quien para esta muestra se basó en el escrito de la antropóloga alemana Ursula Dyckerhoff donde reúne los datos sobre las ceremonias y creencias del pueblo, así como la interpretación gráfica de los espíritus.
Históricamente, el papel amate ha sido símbolo y materia clave de San Pablito Pahuatlán ya que con éste le rendían tributo a los aztecas y además de que el proceso de elaboración del papel se ha mantenido artesanal — casi intacto, resistente a la colonización — a excepción de pequeñas variantes en la utilización de herramientas para su producción como lo son las ollas o aplanadores. También ha sido un rastro y ausencia montañosa para Jorge; punto de encuentro entre la relación de su proceso fotográfico, su forma de pensar imágenes; fondo y forma que aparecen en un cianotipo, y la representación Ñañu de los espíritus como el Señor del monte o el Señor de la noche que en papeles se desdoblan.
El contacto con uno de los chamanes del pueblo es parte del gran proceso, así como también una analogía de roles, en el que se entrevé la forma de entender del Ñañu; el señalamiento y nombramiento para comprender la condición ambivalente de sus distintos espíritus y entonces ubicar el ritual de curación o bendición y seleccionar los elementos adecuados como gallinas, huevos, chiles o piloncillos. Y luego, Jorge — a la espera de ocho minutos — transmutar la materia.
K’oi significa imagen, copia, doble, retrato, semejanza y dibujo en otomí.